Querido lector,
Como usted bien sabe en Tucumán no se transmite el programa
que Jorge Lanata tiene en Canal 13. Al parecer a los responsables de
programación de Canal 10 –la repetidora local del canal porteño– Lanata no les
gusta, los incomoda, los perturba. Ni siquiera intentan salvar su imagen para
no figurar como censores enviando a “Periodismo Para Todos” a la madrugada.
Nada. Lanata no tiene ninguna cabida en la televisión pública tucumana.
Sin embargo, con censura y todo, miles de tucumanos siguen a
Lanata todos los domingos. Basta tener una computadora y una conexión a
Internet o televisión satelital para poder hacerlo. Así nos enteramos algo que ya sabíamos: la
prostitución en Tucumán tiene protección de los políticos. Y por lo visto,
según la denuncia de Lanata, no se trata del auspicio a unas heteras que
reemplazan a las gruñonas esposas en los viajes oficiales sino de “clubes de
caballeros” en el que las jóvenes meretrices se prestan para participar de
citas remuneradas.
Lo que escandaliza (o, al menos, lo que debería
escandalizar) es que el cabaret denunciado por Lanata se encuentra en la calle
España, a apenas dos cuadras del edificio de la Legislatura de la Provincia. El diputado radical
Juan Casañas en su momento señaló que el propietario de dicho establecimiento
es un hombre estrechamente vinculado al vicegobernador interino Regino Amado. A
Lanata le faltó indicar que hay un local de características similares situado
en la intersección de San Martín y Balcarce, a tan sólo una cuadra de distancia
del Concejo Deliberante de la capital tucumana (lupanar que, se sabe, también
es regenteado por un personaje cercano a otro legislador de la provincia). Todo
hace suponer que a la gavilla parlamentaria de Tucumán le gusta tener a los
harenes a mano.
La reacción del gobierno y de sus allegados fue, como no
podía ser de otro modo, lamentable. Carlos Garmendia, vocero de la Fundación María
de los Ángeles y changuito de los mandados de “Doña” Susana Trimarco, criticó a
Lanata porque la exposición televisiva del caso entorpece una supuesta
investigación que él estaba llevando a cabo para actuar en contra del
prostíbulo. Dado que la ONG
a la que pertenece fue fundada en 2007, y considerando que –como muchos
conocedores señalan– la mentada casa de citas funciona desde hace por lo menos
diez años, todo hace suponer que Garmendia o es increíblemente lento para hacer
lo que tiene que hacer o, por el contrario, es asombrosamente rápido para
tergiversar las cosas.
Pero lo inservible de la millonaria Fundación María de los
Ángeles se entiende si se toma en cuenta la explicación que el propio José
Alperovich hizo sobre el combate que el Estado dirige en contra del sexo pago:
“se están produciendo allanamientos de prostíbulos, pero se cierra uno y se
abre otro”. Eso lo explica todo: ¡reconversión! La
Zwi Migdal estaría orgullosa del gobernador
de Tucumán.
César Thames
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